Precioso poema de Sebastián Bautista de la Torre

19.01.2019 21:50

DEL ORIGEN

                                          Los montes de mi sierra me parieron con la cabeza en alto   y un clamor rumoroso por la sangre.

No fui  ratón de parto,

   sino puntal altivo,

pino duro en el viento.

 Tuve buena enseñanza:

 el olivo, el mísero enterizo

 que sufre sin un ¡ay! la cruz del  avareo.

El peñasco insolente que azota con su pico,

 el paso de la estrella,

 el agua del arroyo que entona su cantar desperezado y libre

 sin hacer caso al pozo o al recodo…

 Y el aire, atmósfera absoluta

 que va de cresta en cresta

 resoplando un poder tan fuerte    como un pecho.

 En tan noble academia se templaron mis huesos, mi corazón ,mi espíritu,

 La virtud que hace al hombre                                                                          

 poste de voluntad,

 asiento verdadero.

 Virtud que no está en mí, sino en la naturaleza,

 que aquilató la forja

 de mi talante recio.

 

Ya pueden azotarme las tormentas

 que encizaña la intriga

 o la fingida nieve

 que humilla el haz rebelde

 o el soletón tirano

 que calcine los sueños.