DOS LUCTUOSOS SUCESOS QUE MARCARON UN HITO EN LA PUERTA DE SEGURA

20.02.2017 23:32

CRÍMMENES QUE QUEDARON IMPUNES

 

(FINALES DEL S. XIX).

Una de las personas más venerables y cualificadas que ha tenido La Puerta de Segura ha sido, en efecto, DON ONOFRE MARTÍNEZ DEL ÁLAMO, anciano sacerdote que durante muchos años fue titular de la Iglesia Parroquial de San Mateo, de nuestra localidad. Por su loable labor y hombría de bien fue muy querido y respetado por todos sus feligreses; no obstante fue asesinado en su proio domicilio allá en las últimas décadas del S. XIX. para conocer este abominable suceso, deseo conducir al lector a una de las páginas del libro de mi padre(Jacobo Quero Garrido) "Los mayordomos de sierra de segura", que dice así:

   "Un exaltado, leno de superstición y miseria moral, en la madrugada del día 18 de Octubre de 1.874, empuñó un arma blanca y, como un reptil en acecho fue esquivando la tenue luz que agonizaba en el interior de una farola y, caminando con sigilo y cautela se dirigió hasta la casa rectoral, que era residencia habitual del clérigo. Era un caserón de paredes gruesas y disponía de vetustas puertas de madera segureña y en sus ventanales fuertes rejas de hierro forjado. El homicida buscó la entrada fácil y penetró en la vivienda hasta llegar al oratorio en dónde el ingenuo y bondadoso sacerdote recitaba sus habituales oraciones y a espalda, el miserable criminal movió el arma de un lado a otro como buscando el sitio para herirle de muerte, y con golpe certero, le clavó el puñal en su corazón. Con un grito horrible, con un gemido de cordero herido, el hombre se desplomó al suelo. Cansada el arma de hundirse en su pecho, la sangre brotaba con fuerza, salpicando al asesino, que rugió al recibir en su rostro la caliente rociada".

QUEDÓ IMPUNE

La noticia del asesinato se propagó como un  reguero de pólvora por todo el pueblo y comarca. Nadie supo nada y los declarantes JUAN HURTADO NARES  y el juez DON RAMÓN FRÍAS, no consiguieron identificar al homicida. Culpaban a un desgraciado imbécil hijo de la "PEPALUCHA", PERO EN REALIDAD ESTE CRIMEN MOTIVADO POR EL ROBO QUEDÓ IMPUNE Y EL PUEBLO PORTEÑO MUY AFECTADO Y DEGRADADO.

 

SEGUNDO SUCESO

Con la recién entrada primavera de 1.955, nuestro pueblo palideció con el rapto y muerte de la niña de ocho años: GUADALUPE GARCÍA RODRÍGUEZ, que feneció como una flor recién cortada de la naciente primavera. En el anochecer del día 23 de Marzo de 1.955, la madre de la niña la envió al comercio más próximo para comprar unos alimentos. El lugar del rapto se produjo al principio de la calle Moredas--que así se llamaba por aquel tiempo-- a un lado, la empinada rambla conduce al descampado y a otro, en un precipicio terroso y biselado crecían los espinos, las cañas y las junqueras y al fondo, las adelfas y las plantas acuáticas se mecían por la crecida del río Guadalimar, el río rojo de los árabes, el río del color de la sangre.

   Cuando regresaban a sus domicilios, los vecinos JOSÉ GARCÍA, MARIANO ROMERO Y ANTONIO APARICIO, escucharon trepitar y ruido extraño hacia la orilla izquierda del río, en dónde se percataron de que una voz infantil pedía desesperadamente socorro y dado la oscuridad de la noche no pudieron precisar quién era ni de qué se trataba, limitándose a ponerlo en conocimiento de la Guardia Civil, que rápidamente inició la búsqueda de la niña desaparecida. Las indagaciones duraron toda la noche y no fue posible hallar el menor rastro o indicio que pudiera conducir al esclarecimiento de los hechos. Cuando amaneció, el sargento MIGUEL DE LA FLOR BURGOS, vió flotar sobre el agua del río el cadáver de la niña. Practicada la autopsia los facultativos confirmaron la muerte de asfixia por inmersión. El raptor, al temer verse descubierto optó por sumergir a la criatura una y otra vez hasta producirle la muerte. En la falda del terreno fueron encontradas algunas monedas y piezas de chocolate que la niña portaba de regreso a su domicilio, más un  pañuelo blanco que el agresor debió utilizar como mordaza para ahogar los gritos de la niña. Nada más se supo de este horrible crimen cometido, al parecer por móviles esxuales. La rumorología no dejaba de crecer y culpaban de lo ocurrido a los "tíos de las lonas" que por entonces curaban olivas con gas cianhídrico e incluso llegaron a sospechar de un conocido municipal del pueblo, que curiosamente, al poco tiempo, abandonó el pueblo......