EL ANILLO DEL OBISPO (ANÉCDOTA VERÍDICA)

29.12.2018 20:56
                                                            Sierra de Segura.-
  El anillo del Obispo: 
  En las proximidades del lugar llamado "Las Juntas", 
nombre que le viene por juntarse allí tres rios:
muy trucheros y de frias aguas con dificiles accesos, se daban cita personalidades
aficionadas al deporte de la pesca, encumbradas por su posición politica,
eclesiástica y otras afinidades.
A finales de los años cincuenta, un Obispo al intentar sacar una gran trucha, se
le enredó el hilo de la caña y se enganchó en su anillo episcopal. La alhaja,
se perdió entre auqellas piedras del rio y por más que hicieron sus "secretarios",
no lo encontraron.
Pasados unos meses, un hombre del lugar, llamado José y de apodo "el Mielero" 
por dedicarse a las abejas, entre otras tareas propias del entorno, encontró el anillo.
 
Lo guardó en el bolsillo interior de su chaleco, envuelto en amarillento recorte de periódico
con el cuidado que corresponde a tan sagrada joya.La noticia corrió por los cortijos y este hombre de bien empezó a recibir proposiciones de muy diversa ímdole. Le aconsejaron que solo lo entregara 
a Su Eminencia.
 Empezó el baile de autoridades. La Guardia Civil y el Ayuntamiento de Santiago de la Espada, a cuyo término municipal pertenece la zona. Bueno, abreviando, le hicieron al hombre comprarse un traje de pana nuevo y un sombrero. Le enseñaron a hincar la rodilla y besar la mano del Obispo. Hasta que un día llegó este Clérigo. José, pensaba pedirle su favor en un pleito que tenía por una "corta"; pleito familiar que duraba mucho en resolverse. Otros le decían que pidiera un "Seat Seiscientos" de la época; otros, dinero, otros.....
Por fin vino el Obispo a Santiago. Le llevaron a José, que sacó su envoltorio y entregó la joya. Entonces, el magnámino Señor, sacó un billete de 25 pesetas y se lo entregó al "Mielero". Este, muy digno, le respondió.
"No, muy agradecido, aún hay para cenar esta noche en mi casa" . Y por más que insistieran, tanto el Sr. Obispo, así como el resto de autoridades, no hubo manera de que este humilde hombre, aceptara la recompensa. A lo que el Sr. Obispo, le dijo: "Hombres como Usted, solo pueden encontrarse en estas lejanas serranías" y "El Melero", después de hacerle la reverencia de rigor, marchó de esta manera tan digna a su humilde casa.