GENIO Y FIGURA DEL PASADO

18.02.2016 21:12

JULIÁN MOTA, POETA POPULAR:

NOTA ACLARATORIA: Desempolvando entre los viejos legajos del pasado----que tan aficionado soy a guardar-- descubrí esta magnífica entrevista del año 1976, realizada a un aldeano del lugar, por mi padre --sanitario rural de la época--y que con mucho gusto, transcribo para satisfacción de nuestro saber y curiosidad.

 

JULIAN MOTA, EL POETA DE PEÑOLITE

Julián Mota fue de la quinta del 1.915 y vivía en Peñolite, hermosa aldea de Puente de Génaveº. Hijo de padres pobres, no pudo ir a la escuela en su infancia porque su familia tenía que echar bocas fuera y le pusieron a servir guardando cerdos en los cortijos por la comida. Luego se fue a Los Engarbos de Chiclana, una finca en plena Sierra Morena, dónde permaneció casi sesenta años; allí arreaba una yunta de su padre, arrendatario del cortijo. Fueron unos años duros, pero ya todo pasó--como él mismo manifestaba en su día--

Con 26 años se casó; cuando preguntamos a Julián como fue su boda, contesta preparando el tema:

--¡Pos mía tú como fue...!.     La Hermana Herminia, su mujer, tenía dieciocho años cuando se juntaron, porque sus padres no querían a Julián.

--"Pa quitar el dijusto, me la llevé,y, a los quince días, apañamos los papeles y nos casamos en Montizón. Nos fuimos a vivir a un cortijillo, y allí, la Hermana Herminia, que estaba recia, y yo, dormiamos en un catre de tijera de un cuerpo. pero lo mejor eran los aliños que teníamos: un puchero, una sarteneja y una fanega de tierra que me dio mi padre para sembrarla de trigo. Así es que, pan teníamos, pero aceite no, y la caza que yo mataba en el monte la llevaba mi mujer a Chiclana para cambiarla por pringue para el candil y hacer la comida. para sentarnos, teníamos dos piedras en la cocina, una en cada rincón.

Sigue diciendo Julián: --Nueve hijos hemos tenido. Cuando nació la primera, pudimos negociar una libra de chocolate y, de vez en cuando, le hacía a la Herminia un poco en la única taza que había, que tenía yo que fregar siempre que la usaba. pero, gracias a Dios y al trabajo, hemos sacado la cabeza, sobre todo, gracias a mis hijas--que saben segar como un hombre--, las primeras. Ya tenemos nietos mociquetes.

En el portal de la casa pende colgado del techo un ramo de tallos de noguera adonde acuden las moscas.

El hermano Julián, sin poder asistir a la escuela, aprendió a escribir y a leer él solo en la mili, fijándose en los soldados que le escribían las cartas a su casa, y ahora, a la vejez, se ha metido a poeta; le preocupa la sociedad actual, cosa que trasluce su poesía popular, sencilla, jugosa y fresca. Así nos comenta la situación de aquellos tiempos, ---toda una premonición de los tiempos actuales---

---Hemos tomado la vida por dónde no es--comenta Julián---Se han perdido el respeto, la educación y las ganas de trabajar. Antes, sin dineros, teníamos las casas llenas de todo y vivíamos con alegría; el que iba con una yunta o un borrico, iba siempre cantando, lo que ahora nadie canta, y es que "están condenaos con los dichosos cuartos" .Hoy la gente no tiene alegría.

Julián tiene compuesta una larga serie de poemas que recogen el sentir de la vida; he aquí algunos como botón de muestra:

" El caso de la aceituna

es un caso de contar:

      los obreros van en coche

tú lo tienes que pagar,

y el amo va disgustado

y no para de pensar

que son seiscientas pesetas

las que tiene que pagar,

y todos le van pidiendo

por todas las partes que va,

....y cómo viene la cosa

que a él no le queda ni un real."

En cuanto a la situación general del país, dice Julián:

" No tenemos más que trampas,

no sé quién las va a pagar:

hay mucho vicio en España;

nadie quiere trabajar

y a este paso,

no va a quedar ni un real.

Y así se expresaba, un viejo serreño de madera dura que trabajó toda su vida en Los Engarbos y La Marañosa, y que hasta el final de sus días se echaba la azada al hombre cada mañana sin rechistar. Todo un ejemplo para nuestra gente.