LA MADERA DE SEGURA Y LA CATEDRAL DE JAÉN(DOCUMENTO DEL PASADO)

26.02.2016 10:48

SEGURA, SU MADERA Y EL ARTE

El auge del arte sacro a partir del Concilio de Trento tuvo en nuestro país especial incidencia sobre el uso y consumo de la madera, dada una especial inclinación hacia esta materia, cuyas razones, de índole estética, social y económica, se habían generalizado desde el Medievo a favor de su uso.

Desde el último cuarto del siglo XVI, junto al increnento de templos parroquiales y conventuales, se dispara el ornato interior de los mismos, principalmente en torno al retablo y a la escultura a él aneja, o bien a las múltiples tallas que la nueva práctica religiosa, muy devocionista del Concilio de Trento predicaba. Y como quiera que nuestra región andaluza diera una buena muestra de actividad artística, sobre todo en el periodo barroco, pronto se destaca a tenor de las fuentes documentales el aprecio del "pino de Segura"---así se cita textualmente---, de forma muy especial para la escultura policromada.. 

La preferencia del pino de Segura, constatada por los "Documentos para la Historia del Arte en Andalucía", publicados en Sevilla por el "Laboratorio del Arte en Andalucia", en 1.934 unido a otras múltiples referencias, así lo atestiguan. Hoy preferimos resaltar la contribución de la Sierra de Segura, de su madera, a la construcción de la catedral de Jaén.

Como es sabido, gracias al impulso del obispo don Baltasar de Moscoso y Sandoval, la catedral emprendió la continuidad de su obra nueva, de la que poco había dejado en pie Vandelvira. En 1.635 se inicia la demolición de la vieja fábrica gótica y el comienzo, de forma casi ininterrumpida, de la que hoy contemplamos, bajo la dirección de Juan de Aranda Salazar. Son precisamente los diez primeros años--desde el 35 al 45--, cuando la necesidad de acopio de materiales, moviliza desde muy diversos puntos de la diócesis y de fuera de ella, hombres y materias primas. Piedra procedente de Pegalajar, canteros y picapedreros ( de diversos talleres de la provincia), porteadores a veces provenientes de la diócesis de Guadix... y madera, mucha madera, para andamios, cimbras, puertas, etc.....

La provedora será la Villa de Segura de la Sierra. Y hay que resaltar el empeño negociador de la comunidad, demostrado al enviar a su representante, Juan Rodríguez de Morales, a Jaén a tratar con el deán y cabildo de la catedral (año 1.638) y expilcar que "no es necesario ir a Madrid ni a otra parte, porque la Villa es señora de sus términos y lo puede hacer como siempre lo ha hecho".

Este mismo Juan Rodríguez es quién firma contrato en nombre propio y del capitán Miguel Sánchez Tejero, obligándose a " cortar en la Sierra y montes del término de la dicha Villa de Segura y traer a esta ciudad para la obra de la Santa Iglesia Catedral, a nuestra costa y riesgo, sesenta cargas de madera" y en las condiciones siguientes--según el lenguaje oficial de la época-- que transcribo literalmente

-- Diez comendadoras, que son quince cargas de a cuarenta y dos pies arriva cada una y con el marco hordinario; quince tirantes de a quarenta pies cada una, que son quince largos.

---Treinta dobleras, que son treinta largos y an de tener de veinte y tres pies arriva, cada una y su marco, y media vara de tabla y una terzia de gruesso ygual desde el raigal hasta el grumal.

Y se me ha de pagar por cada carga ciento y cuatro reales y medio de vellón corriente.

Se compromete además a "envarear y traer por el rio hasta el puerto de Mengíbar", y desde allí en carreteras a Jaén, la mencionada carga". Se puso como fecha de entrega, el día de Santiago de 1.639.

Más adelante, en 1.641, vuelve a contratarse la misma cantidad a cargo de Miguel Sánchez, dándose la dolosa circunstancia de la muerte de dicho capitán Sánchez en ese mismo año; entonces, aparece contratando su viuda, doña Elvira de Baltanás, quién vuelve a entregar 24 cargas en 1.642 y asegura otras 12 para el siguiente año. Como vemos, a los cinco años de continua provisión, en exclusiva practicamente de Sánchez Tejero, la demanda va decreciendo, pero la contribución de la comarca segureña había sido eficaz por su regularidad y la poca carga rechazada, que la parte contratada compensaba con alguna madera de regalo.

Sirva esta prueba documental de un testimonio que visualmente no podemos comprobar hoy día en tan magnífico templo.