NOTAS PARA LA HISTORIA: LOS MONTES DE SEGURA Y SU EXPOLIO
LOS MONTES DE SEGURA Y SU EXPOLIO
Tradicionalmente los montes de Segura--un impresionante bosque poblado por millones de árboles, que no tiene nada que ver con el actual-- fueron siempre propiedad del Común del Valle del Segura. Así aparece regulado en el Fuero de Segura de 1.246, y más tarde en las Ordenanzas del Común de 1.580. Los últimos maestros de la Orden de Santiago--príncipes reales, cuando no los mismos monarcas--, explotan la madera y los pastos de la Sierra en su provecho, pero manteniendo a salvo los milenarios derechos de los habitantes de la Comarca.
La expoliación de los montes se inicia a partir del año 1.773, cuando, con motivo de la construcción de la real Fábrica de Tabacos de Sevilla, y a causa de la carestia de precios de la madera de Flandes, hasta entonces usada en la nación, se empieza a "descubrir" por la Administarción la existencia de nuestros montes.
Comienzan a ser visitados los bosques de Segura, en un constante ir y venir de funcionarios, marinos, prácticos y comisionados que quedan encandilados por la cantidad y calidad de las maderas serranas, que califican literalmente como un "tesoro oculto". A través de los informes de estos visitadores empieza a vislumbrarse lo que no sería otra cosa que la expoliación salvaje de nuestra riqueza maderera, con el nacimiento de los Reales Negocios de Hacienda y de Montes de Marina que, en dura competencia, producen la destrucción de semejante riqueza.
Su explotación--auténtico saqueo-- se inicia con la conducción por aguas del Guadalquivir de ocho mil pinos para la construcción de la Fábrica de Tabacos de Sevilla, a imitación de los embarques madereros que los árabes hicieron con los pinos de la Sierra. pero es Fernando VI--de triste memoria para el pais--, quien el 31 de enero de 1.748, firma la famosa y nefasta Ordenanza de los Montes de Marina, con la que se produce definitivamente la ruptura del sistema tradicional del régimen de montes, acelerando el proceso de despojo y saqueo. Tras varias vicisitudes es nuevamente en 1.833 cuando se elabora una ueva Ordenanza de Montes que declara sin ambajes el caracter nacional de los montes, presumiendo sus pertenencias al Estado, como una real orden de 1.838 en que así consta literalmente. El nefasto Fernando VI, no tuvo incoveniente en firmar la disposición aludida, en la que dice expresamente en su introducción: " He resuelto expedir la ordenanza siguiente, que se observará inviolablemente en las provincias y distritos que en esta cédula se expresa, sin embargo de los privilegios, derechos o costumbres que puedan autorizar la práctica en contrario". Se consuma así el expolio de manera tan simple y tiránica. Y en esas estamos todavía, los pueblos de la Sierra., sufriendo los daños colaterales de tan drástica medida. ¡QUÉ PENA Y DESASOSIEGO LLEVAMOS INCRUSTADOS LOS SERRANOS DESDE ENTONCES, EN LO MÁS PROFUNDO DE NUESTROS SENTIMIENTOS!