PRIMAVERA
La candela del ocaso llamea
en las alas extendidas de la golondrina
que porta en su pico, la simiente
de la buena nueva primaveral.
¡Hay una mezcolanza
de dulces efluvios en el aire,
que se disuelven
como caprichosos azucarillos,
que crepitan en versos de savia,
que se deslizan como arroyos en el suelo!
¡Hay esencias de flores silvestres!
¡Hay ramilletes de polen en el cielo!
No se vislumbran amenazas ni temores,
que empañen mi mente,
¡Fragancias de primavera
que circulan por mi espíritu
en alocada carrera
como caballos desbocados,
y que me embriagan
como el licor degustado de un sueño!
La primavera anida
en la mística escarlata
de la rosa de mi alma.
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